En el primer artículo de esta serie sobre los beneficios de la Educación Clásica, destacamos, en la posición de primer beneficio fundamental, “el amor por uno mismo, por su pueblo, por su país y por su civilización… naturalmente en un reforzamiento de su auto- estima que surge del entendimiento de que su vida es un capítulo de la Gran Historia de nuestra civilización”. En este artículo desarrollaremos con un poco más de detalle este tema desde la perspectiva de la investigación sobre la Psicología de la Pertenencia (en inglés, “sense of belonging”), a lo que agregaremos algunas reflexiones personales, a partir de experiencias y observaciones.
En primer lugar, debemos entender que el sentimiento de “pertenencia”, es decir, sentirse acogido y aceptado como parte de un grupo, es una necesidad humana básica e intrínseca que define al ser humano, como ya observó Aristóteles en su “Política ” (pág. 38):
“El hombre es por su naturaleza, como dijimos desde el principio cuando hablábamos del gobierno doméstico y de los esclavos, un animal hecho para la sociedad civil. Así que aunque no nos necesitáramos, no dejaríamos de querer vivir juntos. De hecho, el interés común también nos une, ya que cada uno encuentra formas de vivir mejor allí. He aquí, pues, nuestro fin principal, común a todos ya cada uno en particular. Nos reunimos, incluso si es solo para hacer que la vida sea segura”.
La necesidad de pertenencia tiene una larga historia de investigación en el campo de la Psicología, siendo referida de diversas maneras por diferentes investigadores: “necesidad de afecto”, “necesidad de imagen positiva”, “pertenencia”, “motivación de afiliación” y “necesidad de relación”. Sea cual sea el nombre que se adopte, el sentimiento de pertenencia está directamente relacionado con el nivel de bienestar personal. La insatisfacción prolongada de este sentimiento estaría asociada a un creciente aislamiento, alienación y soledad, con un fuerte impacto en la salud del individuo.
Carissa Romero, en su artículo “Lo que sabemos sobre la pertenencia a partir de la investigación científica”, señala que los estudiantes con un alto grado de confianza en su aceptación por parte de los profesores y compañeros están más comprometidos con el aprendizaje, mientras que aquellos que tienen menos confianza permanecerían en constante estado de alerta en busca de “pistas” que indiquen su aceptación/rechazo. Esta hipervigilancia generaría estrés, resultando en el desvío de recursos cognitivos esenciales para el aprendizaje.
Una serie de cuatro estudios que emplearon diferentes metodologías encontraron una fuerte correlación estadística entre un sentido de pertenencia y un sentido de significado en la vida. Es decir, la persona que no se siente parte valiosa de un grupo tiende a sentirse inútil, como si su vida no tuviera sentido.
El investigador Mark Leary afirma que, como sugerimos en el artículo anterior, la necesidad de pertenencia es la verdadera causa de la autoestima:
“En cambio, las personas simplemente parecen buscar la autoestima porque a menudo se comportan de manera que mantienen o aumentan su valor relacional. Los comportamientos que se han atribuido a los esfuerzos por mantener la autoestima reflejan los esfuerzos personales por mantener el valor relacional a los ojos de los demás. Parecen buscar la autoestima porque esta es una salida de la unidad de medida que monitorea su éxito en la promoción de su valor relacional”.
Si bien la mayoría de los estudios sobre la Psicología de la Pertenencia se orientan hacia el desempeño en el ámbito educativo (escuelas, facultades) y laboral (empresas, organismos públicos, carreras por cuenta propia, etc.), lo cierto es que el sentido de pertenencia impregna toda la existencia humana. La primera organización a la que todos debemos pertenecer es la familia en la que nacimos. También estamos afiliados y deseamos pertenecer a los más diversos grupos y organizaciones sociales, desde las más pequeñas y sencillas, como nuestros familiares más cercanos o la asociación de vecinos de nuestro barrio, hasta las más grandes y complejas, como nuestra país o, también, a la civilización a la que pertenecemos y cuya obra es nuestro deber dar continuidad.
No se necesita un gran esfuerzo mental para comprender, a partir de la información recopilada en este artículo, el efecto devastador de una filosofía educativa que:
1. Bajo inspiración tecnocrática y positivista, excluye al individuo de la gran aventura humana de la civilización a la que pertenece, concentrando su atención sólo en los aspectos inmediatos de la solución pragmática de problemas estrictamente definidos; y,
2. Bajo inspiración marxista revolucionaria, se dedica a inculcar en los estudiantes el odio y el desprecio por su propia familia y antepasados, por la lengua que hablan, por la religión en que fueron bautizados, por el país en que nacieron, por el la civilización que heredaron, en fin, a todos los grupos en los que los niños y jóvenes deben buscar cobijo y satisfacción de sus necesidades de pertenencia.
Es, por tanto, muy urgente en nuestro país rescatar los valores, principios y contenidos de la Educación Clásica para que nuestros niños se sientan en la posición de miembros valiosos de un antiguo legado civilizatorio, una riqueza invaluable que debe ser defendida contra la locura revolucionaria. .en nombre de nuestra propia supervivencia, tanto como individuos como miembros de una familia, una nación y una civilización.
Artículo publicado originalmente en: https://vias-classicas.com/blog/beneficios-da-educacao-classica-1-pertencimento/